He llegado a la conclusión de que la ciudad contemporánea es una
red de piezas forzadas a encajar entre sí. Nos conviene el
orden, y por eso intentamos diseñar ciudades cuyo trazado facilite la
movilidad, que nos ponga las cosas más fáciles.

Mi traje se centra en esa visión, no es tanto una prenda que nos ayude a "sobrevivir" a la ciudad, sino que la muestra como un
puzzle,
bien montado en unas zonas y hecho un completo desastre en otras. Lo
mismo ocurre con los grandes ensanches, perfectamente planificados, y
los centros históricos, totalmente irregulares.Mi traje se centra en esa
visión, no es tanto una prenda que nos ayude a "sobrevivir" a la
ciudad, sino que la muestra como un
puzzle,
bien montado en unas zonas y hecho un completo desastre en otras. Lo
mismo ocurre con los grandes ensanches, perfectamente planificados, y
los centros históricos, totalmente irregulares.
Es el arquitecto quien, de alguna manera, se encarga de montar los
puzzles urbanos, el que debe jugar con el
orden y el caos de los mismos.
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